Vuelvo a tu útero eterno,
voy recordando la magia
que me envuelve en un abrazo
y ahuyenta mi desesperanza.
Tu cuerpo se hace nido,
se hace cueva, se hace casa,
se entrega en amoroso cobijo
que perdona, redime y sana.
Vuelvo a vos, mi Madre Inmensa
a buscar lo que he perdido
entre el caos y la demencia,
la crueldad, el cemento, el hastío.
Aliméntame de nuevo
devuelve a mi Ser, el sentido
porque tanto y tanto Progreso
extirpó de mi cuerpo, mi Espíritu.
Vanina Lucci. 31/03/2011
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