Aquí está el panel del niño funcionando al lado de uno "tradicional". | Vía amnh.org
Aunque se esperaría que este tipo de descubrimientos los hicieran en importantes universidades o centros de investigación, un niño del estado de Nueva York se dio cuenta que, al recolectar energía con paneles fotovoltaicos, es más eficiente hacerlo siguiendo los patrones de la naturaleza, en este caso, con la sucesión de Fibonacci.
Tal vez alguna vez haya visto esta sucesión de números, que empieza con 0 y 1, y luego cada número es la suma de los dos anteriores: 0, 1, 1, 2, 3, 5, 8, 13, 21, 34, 55, etcétera. Lo que notó el joven Aidan Dwyer, de Long Island, es que muchos árboles recolectan luz para la fotosíntesis ordenando sus hojas y ramas según ese patrón.
Y luego, lo que haría cualquier científico: experimentar. Armó un panel fotovoltaico con forma de árbol, con pequeños colectores puestos en lugar de hojas, y lo comparó con uno donde los paneles estaban puestos de forma tradicional, planos. Encontró con que con su modelo, los paneles recolectan hasta un 50% más de energía, por lo que rápidamente patentó la idea y busca cómo comercializarla.
El niño ganó un premio en los Young Naturalist Awards, que premian a niños de cualquier edad por sus investigaciones científicas. “El diseño de árbol ocupa menos espacio que un panel plano, y funciona en lugares que no estén necesariamente orientados hacia el sol. Se recolecta mucha más energía en invierno. Las sombras o el mal tiempo no son problemas porque las celdas no están puestas en un plano, y se ve más agradable porque tiene forma de árbol. Este diseño funciona mejor en ciudades, donde el espacio es reducido, y donde encontrar luz directa del sol puede ser difícil”.

Aidan armando su colector solar | Vía amnh.org

Diagrama mostrando la recolección energética de ambos modelos, donde se puede ver que en invierno este modelo es mucho más eficiente. |